Juan Villoro / Güeros

AutorJuan Villoro

Hace unos días Wendy Garrido Granada reflexionó en La Crónica de Hoy sobre la condición geopolítica de las lenguas y la supremacía del inglés como idioma dominante. No hablarlo significa carecer de la lingua franca mundial. ¿Se trata de una situación elegida o impuesta? Cada vez hay menos alternativas para "evitar" el inglés como primera o segunda lengua. Garrido Granada describe a una mujer que se manifestó con este lema: "Racismo es aspirar a hablar inglés o francés antes que una lengua indígena".

Las más de sesenta lenguas de los pueblos originarios de México son aprendidas por quienes pertenecen a ellos. En el sistema hegemónico de las lenguas, hablar nahua es una preparación para hablar español y hablar español, una preparación para hablar inglés.

Pero los idiomas encuentran formas de resistir, incluso en los Estados Unidos de Donald Trump. En mayo de 2015, tres empleados de la sucursal en San Francisco de Forever 21, emporio de camisetas y pantalones casuales, recibieron una orden perentoria por parte de la gerente de la tienda: a partir de ese momento, tenían prohibido hablar en español. La instrucción era extraña porque los trabajadores habían sido contratados como conserjes, tenían escaso contacto con los clientes y hablaban mal el inglés. Durante años habían trabajado ahí sin que les exigiera vigilar la tienda en un idioma específico.

Alarmados por la censura de su idioma, se dirigieron a La Raza Centro Legal, asociación que brinda asesoría jurídica gratuita. Ahí fueron atendidos por la abogada mexicana Alejandra Cuestas, quien identificó los motivos de la discriminación: la gerente prohibía el español porque sospechaba que los conserjes hablaban de ella y creía disponer de una evidencia para probar que la insultaban: le habían dicho "güera".

Cuestas se dirigió a abogados especializados en discriminación. Todos le dijeron que, dado el clima político imperante, cualquier juez fallaría en contra de los trabajadores. Además, no había modo de que los inmigrantes pagaran los costos de un bufete jurídico privado.

Ya en otros litigios Cuestas había demostrado que su afición a la tauromaquia le permite capotear vendavales. Indignada por la falta de apoyo a los migrantes, tomó el toro por los cuernos. Estudió como si debiera volver presentar al exigente examen de la barra de abogados de California y decidió...

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