Juan Villoro / El Muro revisitado

AutorJuan Villoro

Se han vendido tantos trozos del Muro de Berlín que con ellos se podría construir la Muralla China, único trabajo de albañilería que es posible ver desde la luna. Sobran pedazos que de manera real o imaginaria se atribuyen al monumento a la ignominia que circundó Berlín Occidental de 1961 a 1989.

La más famosa pared derruida se ha reinstalado en fragmentos en 140 sitios de interés, de las Naciones Unidas al Parlamento Europeo, pasando por el baño para caballeros del casino Main Street Station en Las Vegas, donde cuatro urinarios están empotrados en un remanente del Muro (aunque un vidrio impide que la micción llegue a la pared, se puede tener la ilusión de orinar al totalitarismo).

Entre 1949 y 1961 más de dos millones y medio de alemanes orientales huyeron a Alemania Occidental. La cifra gana relieve si se considera que la RDA tenía 17 millones de habitantes. El 13 de agosto de 1961 Berlín amaneció como una ciudad dividida. Hasta entonces era posible trabajar del lado occidental y vivir en el oriental. La repentina división fracturó numerosas familias e inventó nuevos delitos. Hacer señas que pudieran ser vistas "del otro lado" o "escapar del país" se convirtieron en crímenes y quedaron pocos motivos legítimos para viajar, como espiar en Occidente en nombre del socialismo o ganar una medalla olímpica.

En la histórica garita de Checkpoint Charlie el chasis de los coches era revisado con espejos que parecían venir de la posguerra. Las torretas de vigilancia y las ametralladoras automáticas eran más modernas. Para escapar, había que superar dos muros, separados por un campo minado. Los conejos tenían el peso ideal para pasar sobre las minas sin activarlas y se convirtieron en la principal fauna del lugar. Los guardias patrullaban la zona de dos en dos para vigilarse mutuamente en compañía de pastores alemanes. Seis mil perros fungían de custodios. Después de la caída del Muro, una campaña de adopción logró que unos 1,500 consiguieran nuevos hogares.

Toda transformación merece análisis. En el eufórico noviembre de 1989, el dramaturgo Heiner Müller se atrevió a alertar sobre las injusticias que podían cometerse en nombre de la reunificación. Müller vivía en la parte oriental de la ciudad, durante 12 años ninguna de sus piezas fue llevada a escena y su obra La construcción, escrita en 1965, que trata de un...

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