Julia Carabias / Quemas agropecuarias

AutorJulia Carabias

Durante esta temporada de secas nuevamente el cielo de muchos Estados de la República, sobre todo del sureste, se cargó de humo producto de las quemas agropecuarias. A pesar de que estas quemas resultan muy nocivas para el medio ambiente y para la salud humana el fuego se sigue utilizando indiscriminadamente en la agricultura y la ganadería.

El proceso histórico para ampliar la superficie agropecuaria es el siguiente. Primero se tumba la vegetación original, la selva en el caso del trópico, y después de dejarse secar durante algunos meses, se quema. Esto se denomina cambio de uso de suelo mediante la roza, tumba y quema. De esta forma, la parcela queda lista para el cultivo de granos básicos al inicio de las lluvias. Pocos años después los nutrientes almacenados en el suelo se agotan debido a la eliminación de la selva que los generaba, lo cual impide la prosecución de la producción agrícola. Tras una nueva quema el productor deja crecer el pasto, que rebrota de manera natural, o siembra alguna variedad mejorada y convierte el cultivo agrícola en potrero para la ganadería bovina extensiva. El mal manejo de los potreros, denominador común en la mayor parte del trópico, provoca una pronta disminución en la productividad. La respuesta más barata es volver a quemar el pasto, ya que el fuego ayudará a que rebrote con cualquier humedad que se presente.

Otro cultivo que utiliza fuego es el de la caña de azúcar. Éste se usa para eliminar los restos del cultivo una vez terminada la cosecha. Por ello, el Estado de Morelos, por ejemplo, se cubre de humo y cenizas durante estos meses.

Así, ya sea por la quema de vegetación para el cambio de uso de suelo, por la quema de residuos agrícolas o por la quema de pastos, cada año, se deforestan y queman centenas de miles de hectáreas de vegetación original, se queman millones de hectáreas de cultivos y potreros y se producen decenas de millones de toneladas de gases efecto invernadero (GEI) que contribuyen al cambio climático.

El saldo final económico, ambiental y social de estos sistemas productivos es muy negativo. 1) Se destruyen los ecosistemas naturales, particularmente la selva que es el de mayor diversidad biológica del país. México ha perdido ya 86 por ciento de sus selvas tropicales más húmedas. 2) Se emiten altas concentraciones de GEI. El 19 por ciento de los GEI que se producen en el país provienen del uso de suelo, del cambio de uso de suelo mediante quemas agropecuarias y de la silvicultura. 3)...

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