Desde mi Ladera / Biografía Tapatía

AutorJuan López

Seguimos con la Catedral...

El sábado pasado en esta Biografía Tapatía inicié una serie de artículos sobre la Santa Iglesia Catedral Basílica de Guadalajara.

No sé cuántas semanas dedicaré a este tema, dada su importancia, por ser como ha sido, desde siempre, el epicentro de Guadalajara.

Ya lo diría don Matías de la Mota y Padilla en su Historia de la Nueva Galicia, que Guadalajara fue la capital del reino y que de ella corrían las líneas a todos los vientos.

De la misma forma, la Catedral, nuestra Catedral, es el ombligo de nuestra ciudad y el punto de referencia para establecer los puntos cardinales; así, el oriente guadalajarense se inicia rozando el ábside catedralicio, como el poniente en la puerta mayor del máximo templo tapatío, el norte, en su costado que da a la calle de Hidalgo y el sur, en el lado que ve a la plaza de armas; nuestra Catedral es pues nuestra rosa de los vientos.

Catedral es una palabra que proviene de la palabra cátedra, esto es, una palabra que significa que en ese lugar se enseña, que en ese lugar se aprende; en la Catedral está la cátedra del obispo, en este caso del arzobispo, porque Guadalajara, por su importancia, es la cabecera de una Arquidiócesis a la que pertenecen como sus sufragáneas las diócesis de Aguascalientes, Autlán, Ciudad de Guzmán, Colima, Huichola, San Juan de los Lagos y Zacatecas.

Toda catedral que se respeta y, la de Guadalajara siempre se ha respetado mucho, no tiene cura de almas, esto es, no es parroquia, que para eso está el contiguo templo conocido como el Sagrario; la Catedral es el asiento de la cátedra y san se acabó.

El máximo maestro, ya se dijo, es el arzobispo, en este caso el señor doctor don Juan Sandoval Iñiguez.

Antes de don Juan, y como arzobispos, han dictado sus respectivas cátedras don Juan Jesús Posadas Ocampo, don José Salazar López, don José Garibi Ribera, don Francisco Orozco y Jiménez, don José de Jesús Ortiz, don Jacinto López y Romo, don Pedro Loza y Pardavé y don Pedro Espinosa y Dávalos, ya en otra oportunidad mencionaré a todos y a cada uno de los obispos que también dictaron cátedra en esta nuestra Catedral.

Imaginemos cómo sería la primitiva catedral que hubo en Compostela. Cuando mucho ha de haber sido un pequeño templo de vil adobe, con un techo a dos aguas, techo fabricado con...

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