Legado, polémica y discordia

MURAL / Redacción

A pesar de que, en vida, la figura de Luis Barragán nunca estuvo en el centro de ningún escándalo, años después de su deceso se lo ha recordado por la intensa polémica que se desató en torno a su archivo personal y su biblioteca.

Es difícil imaginar al tapatío, de discreción proverbial, tomando partido por uno de los dos grupos de arquitectos que se enfrentaron durante casi dos años de lucha.

El testamento del arquitecto fue sin lugar a dudas una pieza clave para resolver el destino del archivo, pues había que elegir entre trasladarlo a la Casa Museo Luis Barragán, en la Ciudad de México, o conservarlo en Guadalajara.

Pero dejarlo en la Perla Tapatía tenía diferentes implicaciones, pues podría mantenerse en la sede de la Fundación de Arquitectura Tapatía Luis Barragán, FATLB, instancia creada por Ignacio Díaz Morales prácticamente a encomienda de Barragán, o ubicarlo en otro sitio... Y propuestas había muchas.

Fue la solicitud de los dueños de la casa arrendada por la FATLB la que aceleró las decisiones.

Una opción fue aprovechar la Casa ITESO-Clavigero -creada por Barragán para Efraín González Luna y que cuenta con intervenciones de Díaz Morales- como sede de la biblioteca.

"Este acervo se mantendría en la casa bajo un convenio apropiado para que la universidad lo tomara como un elemento académico", rezaba uno de los estatutos de la propuesta que el ITESO hizo a la FAT en septiembre de 1999.

La respuesta de la FATLB llegó en agosto del 2000, señalando simplemente que la fundación no estaba en "condiciones de acceder a celebrar un contrato de comodato", y una de las razones fue que la universidad pretendía que el acervo se convirtiera en el centro de la Casa ITESO-Clavigero. Hubo además desacuerdos en cuanto a la remodelación que tendría la casa.

El 20 de septiembre del mismo año, la Fundación decidió regresar el archivo a la Ciudad de México, lo que según la directora de la Casa Museo Luis Barragán, Norma Soto, fue un retroceso para Guadalajara, pues el arquitecto había querido que su biblioteca se quedara en "su ciudad".

Tampoco lo tomaron bien los integrantes del Colegio de Arquitectos Alarife, también con sede en Guadalajara.

"La biblioteca es patrimonio de la ciudad; trasladarla a la Ciudad de México sería ir en contra de la voluntad de los finados, el arquitecto Barragán y Díaz Morales; el primero es el propietario y el segundo el único heredero... Ellos dijeron que ese patrimonio es de la ciudad de Guadalajara"...

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