Mexicar/ Limosna institucional

AutorEnrique Canales

Antes se utilizaba la palabra "pordiosero" para describir a una persona que vivía sin hacer nada de provecho suficiente hacia los demás, para que los demás estuvieran dispuestos a pagar sus servicios permitiéndole vivir de su trabajo. Un pordiosero entonces era una persona que se había acostumbrado a vivir de limosnas, apoyos familiares, comunitarios o de la gran sociedad. Bueno, la palabra "pordiosero" era válida porque se pedía la limosna por el amor de Dios.

Ahora veremos en la Cumbre de Monterrey a líderes de organizaciones, pueblos y países pobres pidiendo ayuda internacional no por el amor de Dios, sino por el amor a la igualdad de la especie humana. Curioso, hasta las palabras han cambiado, ahora no se vale decir que un país es pobre, sino que está subdesarrollado. Nos han invadido los eufemismos que nos ciegan.

Tendremos que inventar una palabra equivalente a pordiosero, que identifique a quienes se dedican a pedir ayuda internacional por el amor a la utopía del paraíso humano. Lo malo no es pedir ayuda, lo malo es culpar de las desgracias o del subdesarrollo a que no se ha recibido ayuda suficiente. Muchos no se desarrollan porque no están dispuestos a pagar el costo político y el esfuerzo humano necesario para hacerlo.

Hay profesionales en vivir pidiendo por el amor a la humanidad, a eso no me opongo, pues se puede intentar vivir de lo que sea, pero a mí no se me puede exigir que respete el uso y la costumbre de vivir pidiendo limosnas generación tras generación. En la Cumbre de Monterrey podremos distinguir entre los que tienen razón en pedir algo de ayuda para trabajar más y mejor y los que van a pedir ayuda para no tener que recorrer el trabajo de dos o tres generaciones para salir de la pobreza.

A nivel personal se puede salir de la pobreza cambiando tu paquete de creencias y fregándote todos los días en medio de la miseria con un turno de trabajo, sobrecargándote con medio turno de estudio durante unos 8 ó 12 años; millones de mexicanos lo han podido demostrar y la receta sigue funcionando. Pero a nivel de un pueblo o país, se necesitan unas dos o tres generaciones después de cambiar su paquete de creencias culturales para salir de la miseria. El cambio estructural consiste en el cambio del paquete de creencias.

En la Cumbre de Monterrey me voy a cansar de oír voces clamando ayuda financiera y de asistencia social, sin el menor propósito de los demandantes de cambiar su manera de ser y de hacer. Si en lo personal, alguien le...

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