Lucrecia Lozano / Mapas mexicanos

AutorLucrecia Lozano

Luego de seis meses de búsqueda, Javier Duarte, el ex Gobernador de Veracruz, fue detenido.

No estaba de tránsfuga en un país europeo ni lo sorprendieron comiendo en un restaurante de alguna sofisticada ciudad, como Florencia, en donde fue capturado recientemente Tomás Yarrington, otro ex Gobernador mexicano perseguido por la justicia y acusado de lavar dinero del narcotráfico.

Javier Duarte vivía como prófugo más cerca, en Guatemala, cruzando nuestra frontera sur. Lo detuvieron en Panajachel, comunidad indígena que se localiza en las orillas del bello lago de Atitlán y es también un destino turístico.

Lo curioso es que en los seis meses que estuvo escondido, ni adelgazó ni recurrió a la cirugía estética para despistar sobre su identidad.

En las fotos de su detención, su apariencia es idéntica a la del 12 de octubre del año pasado, cuando a 48 días de concluir su mandato solicitó licencia del cargo para -según él- defenderse de las acusaciones de corrupción en su contra. A partir de ese momento, simplemente se esfumó.

A Duarte, la Interpol le pisaba los talones, y al Presidente Enrique Peña Nieto, su padrino político, y al PRI, su ex partido, el malestar y la indignación de los ciudadanos les recordaban diariamente que gracias a la corrupción, los abusos y el desgobierno de esa Administración, los priistas habían perdido Veracruz en las elecciones estatales de 2016, entidad que controlaron políticamente de manera ininterrumpida durante 86 años.

El sorpresivo desenlace electoral en ese Estado también se convirtió en una grave advertencia sobre lo que podría sucederle al PRI en los comicios federales de 2018.

El malogrado Gobernador veracruzano fue acusado de delincuencia organizada y de operaciones con recursos de procedencia ilícita.

Registradas por una red de prestanombres que incluye a familiares, amigos y ex servidores públicos, sus propiedades son numerosas.

Al multimillonario patrimonio inmobiliario que Duarte formó durante su rapiñesca gestión, y que comprende ranchos, casas, departamentos y otras propiedades en México, Estados Unidos y España, se suman 112 cuentas bancarias, hoy inhabilitadas.

Se estima en 16 mil millones de pesos el daño patrimonial que él y sus compinches causaron al erario...

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