Una mano salvadora

AutorAdán García

MORELIA.- Cerca de la medianoche del domingo, soldados y rescatistas habían decidido suspender las labores de auxilio suponiendo que a una caída de 100 metros de profundidad nadie sobrevive.

En el fondo se alcanzaba a ver los restos de la camioneta Lobo y cuerpos dispersos.

Habían pasado más de seis horas y el equipo de rapel era insuficiente. Entonces vino una señal de vida.

"Uno de los sobrevivientes empezó a agitar un brazo. No decía nada, simplemente lo agitaba. Fue la forma en que vimos...

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