Manuel J. Jáuregui / Ingobernable
| Autor | Manuel J. Jáuregui |
Los símbolos externos demuestran la realidad interna: Vicente Fox está aislado y resignado a un papel estoico; mientras, nuestro México desciende en tobogán rumbo al infierno de la ingobernabilidad.
Los muros policiacos que cercaron San Lázaro conviertiéndolo en bunker inaccesible para miles de inconformes representan el aislamiento personal de Fox: el soportar inerme los insultos y faltas de respeto dan fe de la vocación final que ha escogido para sí: la de mártir.
Ya no es Fox el "Presidente del Cambio", es ahora por incapacidad propia y la falta de cultura democrática de sus rivales el "Presidente Mártir", una pobre víctima de los aviesos tabasqueños.
Una especie de faquir político que lo soporta todo, incólume, y que procura sonreír aunque lo incineren las brasas de la anarquía.
No desconocemos ni minimizamos con esto la increíble falta de tino exhibida por Fox al intentar pintar en su Informe una realidad diferente a la que viven los mexicanos: su insensata terquedad al rehusar reconocer errores, fallas, o la necesidad de enmendar el rumbo de su Gobierno, lo colocaron de pechito para recibir los guamazos que le surtieron.
¿Cómo se le ocurre a Vicente Fox afirmar ante los legisladores que ha reducido el costo de la burocracia en 55 mil millones de pesos, si las estadísticas de Hacienda misma demuestran un incremento constante, año con año, en el gasto corriente del Gobierno federal?
Sea de esto lo que fuere, lo único cierto es que este País, nuestro México mágico y maravilloso, es ya para todo fin práctico ingobernable.
Es tal la división, es tal el odio, están tan radicalizadas las posturas, son ya tan irreductibles las posiciones de los principales grupos políticos, que cada quien trepado en su macho ha escogido como opción la riña campal aunque ésta conduzca al desastre.
No desestimamos con esto el llamado que hiciera el Presidente en su Informe a pactar una tregua política: efectivamente, México necesita urgentemente bajarle de nivel al pleito, requiere un acuerdo para dejar la rijosidad y retomar conjuntamente el esfuerzo por mejorar las condiciones de vida de los mexicanos.
La idea por supuesto que es buena, el problema es que "tregua" significa diferentes cosas para diferente gente.
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