Manuel Sánchez/ Mercado ¿creador de pobres?

AutorManuel Sánchez

Debe reconocerse que desde 1983 el crecimiento promedio anual del ingreso por habitante ha sido sólo 0.8 por ciento, lo cual ha aumentado el porcentaje de pobres y se han mantenido las graves desigualdades del ingreso. Estos resultados son desafortunados, ya que coinciden con el periodo en que el Gobierno ha introducido reformas para remover obstáculos al mercado, como la privatización de empresas públicas, la apertura al exterior y la desregulación. La estrategia económica ha sido blanco de críticas, sobre todo de carácter ideológico, reviviendo recetas fracasadas, porque el expediente de resultados no ha sido satisfactorio. Sin embargo, antes de concluir a favor de un cambio equivocado, es indispensable identificar las causas del desempeño económico desfavorable. Estas no se encuentran en el mercado, sino en los obstáculos que han impedido el más amplio beneficio de las reformas, entre los que destacan dos.

El primero es la ausencia de un marco legal y de justicia que proteja plenamente los derechos de propiedad, ejemplificada en la aplicación del artículo 27 constitucional para nacionalizar la Banca en 1982 por "causa de utilidad pública", y la dificultad para los acreedores de adjudicar las garantías de crédito acordadas en los contratos. El segundo problema es la continua inestabilidad de precios desde 1983, con la que la inflación promedio anual se ha ubicado en 38.5 por ciento, alcanzando un máximo de 179.7 por ciento en febrero de 1988, y un mínimo de 6.7 por ciento en septiembre de 1994. El débil Estado de Derecho y la inflación afectan el bienestar porque se traducen en incertidumbre que inhibe la inversión y la generación de empleos, además de que el segundo es un impuesto que afecta en mayor medida a los más pobres.

Estos obstáculos contradicen los fundamentos de una economía de mercado consistentes en la salvaguarda de la propiedad privada y una mínima injerencia gubernamental en las decisiones de los particulares. A estas deficiencias deben añadirse los múltiples impedimentos a la entrada y salida de actividades productivas y los precios administrados de algunos bienes. La confusión de causas aumenta con los errores cometidos en algunas reformas, como ciertas privatizaciones, y la corrupción en algunos procesos que ha mermado la legitimidad de los cambios.

Lo anterior implica que México, lejos de ser víctima de las "injusticias" del mercado, no ha aprovechado el potencial del mismo. Esta afirmación se confirma con la...

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