Manuel Sánchez González / La favorable reforma del ISSSTE

AutorManuel Sánchez González

La nueva Ley del ISSSTE aprobada por el Congreso a finales de marzo pasado promueve la eficiencia y la equidad en las pensiones. El elemento central es la canalización de las aportaciones del seguro de retiro, cesantía en edad avanzada y vejez a cuentas individuales de los trabajadores al servicio del Estado.

La pensión se basará en "contribuciones definidas", es decir, el saldo que el empleado acumule en su cuenta al momento del retiro, incluyendo rendimientos y aportaciones voluntarias. Este método sustituye al de "beneficios definidos", con el que las personas se jubilan o retiran independientemente de las cuotas relacionadas con su trabajo y los recursos pertenecen al Instituto.

La reforma genera varias ventajas, destacando las siguientes. Al poseer los derechos de propiedad, el trabajador vigilará el manejo de su cuenta, asegurando que no haya desvíos, y tendrá incentivos para complementar el ahorro, lo que fomenta el trabajo y la responsabilidad individual.

Por otra parte, la nueva ley es más incluyente, al incorporar a los anteriormente excluidos de pensión, como los empleados con menos de 15 años de antigüedad y los temporales o contratados por honorarios.

Además, se eliminan los subsidios cruzados entre grupos de personas, especialmente de los trabajadores activos, algunos de los cuales se retiraban sin beneficios, hacia los pensionados, lo que desinhibe la productividad.

Finalmente, el naciente sistema es compatible con el de cuentas individuales del IMSS y permite transferir derechos entre ambos regímenes, lo que facilita el movimiento entre puestos de trabajo del sector público y privado y la eficiencia laboral.

Estas bondades justifican sobradamente la superioridad del nuevo procedimiento, lo que no desaparece aun si se contara con recursos para financiar el régimen anterior como ocurrió en los primeros años del ISSSTE.

Sin embargo, los cambios demográficos y económicos han vuelto insostenible el viejo método, como eventualmente sucede con todos los sistemas de beneficios definidos. El aumento de la esperanza de vida y la caída de la tasa de incorporación de nuevos trabajadores han reducido la razón de trabajadores activos a pensionados y ampliado los años de pensión.

El resultado ha sido un "déficit actuarial", definido como la diferencia entre el valor presente de las obligaciones actuales y futuras y el de los ingresos, superior a 50 por ciento del PIB. La situación es más grave que la enfrentada por el IMSS en su reforma de...

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