Manuel J. Jáuregui / Es contraproducente

AutorManuel J. Jáuregui

Ronald Reagan, el actor quien llegó a ser Gobernador de California y luego Presidente de los Estados Unidos, ofreció la receta perfecta para equilibrar un presupuesto gubernamental.

"El presupuesto se equilibra", dijo Reagan, "de la misma manera que una mujer conserva su virtud: ¡aprendiendo a decir que NO!".

También afirmó famosamente Reagan: "El Gobierno no es la solución: ¡es el problema!".

Podríamos ocupar toda esta página con dichos y lecciones no sólo del "Gran Comunicador", sino de la Thatcher, de Blair, de Sarkozy (a quien los franceses lloran ya), de Felipe González, de muchos líderes exitosos, todos indicando que si el Gobierno crece, la sociedad se achica.

Los Gobiernos son inherentemente ineficientes: entre más recursos concentran, más pobreza generan.

Un Gobierno rico invariablemente lo encontraremos montado sobre los hombros de un pueblo pobre.

A esto se debe el fracaso del comunismo, la historia nos demuestra con lecciones durísimas que debe de existir un equilibrio entre el tamaño de la burocracia y la sociedad que sirve.

La labor de un Gobierno exitoso no es extraerle a la sociedad todos los recursos que pueda para apropiárselos y gastarlos, sino crear las condiciones para que una sociedad sea productiva, eficiente y competitiva.

Los niveles de gravámenes que un Gobierno le puede imponer a una sociedad son limitados, hay un punto de réditos disminuidos: entre más se incrementa la carga fiscal, menos recauda el Gobierno.

Aquí en México, varios Gobiernos han realizado experimentos de esta naturaleza, las tasas que hoy tenemos son tasas a las que se ha arribado -precisamente- después de aplicar diferentes paradigmas vía el sistema fiscal.

Por ejemplo, la tasa actual del ISR (30 por ciento) es una a la que se arribó después de probar tanto tasas más altas, como más bajas.

El IVA es lo mismo, está donde está porque se han intentado otros niveles que no funcionaron.

No pretendemos decir con esto que el actual sistema impositivo sea perfecto, no, sino que los niveles de gravamen actuales no están muy lejos de lo óptimo y que lo que ha fallado ha sido un sistema de recaudación excesivamente complejo, con numerosos rubros con tratos preferenciales y/o exenciones.

Otro de los problemas lo ha señalado el propio Presidente Peña: demasiada informalidad en nuestro País.

Es decir, hay un monto de actividad económica fuera del torrente controlado que no paga impuestos.

¡Ni bajos, ni altos, simplemente no pagan nada!

El reto es incitarlos a...

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