Marketer / Cuentos que cuentan

AutorHoracio Marchand

Una señora fue a la ciudad de McAllen al shopping y compró dos edredones para la cama de su hija. Al regresar a México decide que siempre no le gustaron porque le "iban mal a la decoración".

En el siguiente viaje a McAllen empacó los edredones y llegó derechito a Wal-Mart para hacer la devolución; no quería cambiarlos por otro modelo, lo que quería era el dinero.

El dependiente de la tienda se resistía y le decía que ellos no manejaban ese tipo de edredones, pero la señora insistió, aunque ni siquiera traía la nota "porque en Wal-Mart nunca hay problema", aparte que no la encontró. Tras minutos de tensión y consultas, y basados en un edredón bastante parecido, le regresaron su dinero y ella salió feliz; su tienda favorita no le había fallado: serviciales como siempre.

Tras dos días de haber regresado a su hogar en México, por accidente se topa con la nota de los edredones, pero se da cuenta que la nota no era de Wal-Mart, los había comprado en Target.

Aunque "se moría de la vergüenza", la historia la contaba en todos lados y aquí estoy yo, años después, escribiendo todavía de esto.

Otra historia sobre una compañía mundial de paquetería hablaba del joven que vio truncado su objetivo de transportar un paquete porque, debido a una tormenta de nieve, habían clausurado la carretera.

Decidió regresar y por iniciativa personal contrató un avión para llegar a tiempo con su cometido. Al llegar, una persona lo recibió con un beso y un abrazo: en la caja venía un corazón humano que esperaba ser transplantado. Se dijo que se trataba de Federal Express y desconozco si fue real o leyenda urbana, aunque para efectos del punto que hago lo relevante es que la historia por ahí anduvo rondando.

Es que las marcas, y casi todo lo que tiene significado y valor, se construyen alrededor de las historias. Es en el agregado de las narrativas donde se crea la identidad y se define lo que constituye la marca, porque le da vida y la inserta en lo cotidiano y en lo coloquial.

Una buena historia también puede construir compañías y motivar al cambio organizacional. Lo mismo ocurre para países y personas.

Cualquier entidad humana se manifiesta a través de la historia predominante que cuenten sus líderes. Lo mismo aplica a la familia: historias buenas inspiran; historias amargas deprimen. Y también aplica a las historias que nos contamos a nosotros mismos porque nos las acabamos creyendo y eventualmente es lo que acabamos viviendo (Albert Ellis y su Terapia Racional).

Si...

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