Por un mejor mañana

AutorAreli Avila

Para quien tiene ganas de aprender a cocinar y su situación económica no les permite invertir en cursos de gastronomía en escuelas privadas, las Academias Municipales repartidas por la zona metropolitana pueden ser la solución.

Creadas a iniciativa del educador jalisciense Manuel López Cotilla (1800-1861), los municipios de Guadalajara, Tlaquepaque y Zapopan cuentan con centros en los que se imparten cursos y talleres, entre los que se incluye el de cocina y repostería.

"Las Academias Municipales se fundaron para dar cursos de capacitación dirigidos a trabajadores y obreros", menciona Juana Meza García, maestra de Cocina y Repostería de la Academia Municipal número 10 tercer turno, perteneciente al ayuntamiento tapatío.

"Ultimamente también vienen amas de casa y estudiantes de preparatoria, secundaria y de otros niveles, y me da gusto porque les ayuda bastante el día de mañana. Tengo alumnas que están trabajando en restaurantes y fábricas de alimentos, y que han puesto una fondita o un restaurancito".

José Refugio Martínez, director de esta academia para el primer y tercer turno, menciona que la idea de las academias es que la gente se prepare para hacerle frente a la situación económica actual.

"A los alumnos que se capacitan les mandan hacer pasteles, bocadillos, canapés, bebidas o gelatinas y de ahí solventan gastos de su casa o de su escuela".

En el municipio tapatío, el curso de Cocina y Repostería tiene una duración de un año escolar y tiene como requisitos de ingreso la primaria o en su defecto, saber leer y escribir, tener de 12 años en adelante y pagar la cuota de recuperación de 218 pesos por curso.

"Es un curso muy completo porque todos los días se prepara un platillo diferente, ya sean sopas, ensaladas, platos fuertes, decoración de pasteles, gelatinas, pays, budines, flanes, bebidas, ensaladas y aderezos", comenta la maestra.

En las primeras clases los alumnos aprenden aspectos básicos de cocina y nutrición, así como a identificar ingredientes y utensilios, que son proporcionados por la institución, al igual que las estufas y los refrigeradores.

En estas sesiones también se les entrega un programa-recetario que deben estudiar con antelación para que cuando lleguen al salón -mejor dicho, a la cocina- pongan las manos en la masa.

"A los alumnos desde un día antes se les piden ingredientes, se les da la receta y cómo se va a elaborar. Al otro día llegan y mientras van cocinando en equipo les estoy dando detalles y tips; al final...

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