La menor importancia / Apuestas

AutorJosé Israel Carranza

El Nobel de Literatura es cosa de los suecos. Pero quizás no sólo de los académicos.

Que sea muy ocioso no le quita lo divertido: aunque la decisión concierna a un grupo oscuro de académicos suecos cuyos criterios parecen siempre misteriosos (aunque luego resulte que no lo son tanto), la concesión del Premio Nobel de Literatura es materia de especulaciones sólo fundadas en la efusión de los deseos: entre más lectores -o fans- haya ganosos de ver en Estocolmo a su ídolo, más altas posiciones alcanzará éste en las tablas de apuestas, de manera que la competencia (que no es tal, pues nadie sabe en realidad quién está compitiendo) es sobre todo un concurso de popularidad. De ahí que no extrañe lo bien colocado que, como en los últimos años, está el muy famoso Haruki Murakami, ni que esta vez vaya repuntando Milan Kundera, vuelto a la vida (y a la fama) con la publicación de su nueva novela.

Pero en primer lugar va el escritor Ngugi wa Thiog'o, al menos en el sitio Ladbrokes (la referencia más visible), y...

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