La menor importancia / El penacho

AutorJosé Israel Carranza

Cada que resurge el reclamo a Austria por el penacho de Moctezuma, la farsa republicana en que vivimos toca uno de sus puntos más bajos, por lo predecible del numerito, y, al mismo tiempo, es una buena oportunidad de examinar en qué concepto tiene el Gobierno a sus gobernados. Es una práctica recurrente este reclamo, y su sentido está incrustado en esa cosa inservible llamada orgullo patrio que el Estado ha vigilado que se programe en las mentes de las generaciones, a veces con más enjundia, a veces con más flojedad.

Al igual que otras creencias carentes de sustento, como que el Himno Nacional mexicano es el segundo más bello del universo (el primero es La Marsellesa), la que afirma que nos fue robado el penacho del emperador no tiene más razón de ser que nuestro deseo de que así haya sido. Y aquí entra lo tedioso del asunto, pues cada que a un presidente mexicano se le ocurre insistir en la petición, los historiadores volverán a explicar que ni hay certeza del origen de la pieza, ni de los derroteros que pudo seguir, y que, además, al retirarla del sitio en el que ha sido conservada seguramente quedará hecha pedazos.

A pesar de estas razones, se insiste: a sabiendas, siempre, de que no tiene caso hacerlo. Pero lo interesante del ritual es lo que permite inferir de los motivos que hay detrás de...

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