El método Montessori: libertad con responsabilidad

AutorCirenia Chávez

En un salón de clases sin pupitres ni maestro al frente, un grupo de niños trabaja de manera individual, explorando materiales de diversos colores, tamaños y formas.

Concentrados y en silencio llevan acabo distintas actividades: uno lava su mesa, otro cuenta bolitas rojas sobre una tabla de madera con números y otro más mira curiosamente tarjetas que ilustran las partes del cuerpo de un anfibio. Si la escena no te suena conocida, así es un salón de clases Montessori.

Con un sistema basado en que el niño es responsable de su propio conocimiento, este método les enseña a trabajar de forma independiente en un ambiente donde el principio básico es la libertad con responsabilidad.

"La principal ventaja sobre el sistema tradicional es que el niño avanza a su propio ritmo y se respeta su individualidad, pero lo más valioso del método son los valores que ofrece para la vida", explica Gabriela Trejo de Barud, madre de dos pequeños que estudian en una escuela con sistema Montessori.

"Los valores que fomenta el sistema Montessori, como lo son la independencia y la autonomía, pero en ese respeto por los demás y en ese compromiso, realmente (son) lo más importante para mí", expresa.

El trabajo Montessori

En un día de clases, el niño trabaja tres horas continuas con material que él mismo elige y que está organizado en cinco categorías: vida práctica, sensorial, ciencias, matemáticas y lenguaje.

"Estos materiales tienen un propósito y un objetivo particular que los va a llevar a alcanzar el currículum que se necesita en cada uno de los grados", señala Lucía Guzmán de León, directora del Colegio Montessori Sierra Madre.

La condición para que se pueda trabajar con él es que haya sido presentado previamente por el guía o maestro, quien tiene como misión orientar al niño.

"Los materiales de desarrollo me parecen un medio muy valioso para que el niño pueda hacer suyos todos los conceptos de una manera concreta", dice Trejo de Barud.

"El niño tiene la oportunidad de manipular objetos, de experimentar por sí mismo y de esta manera adquirir el conocimiento".

En los ejercicios de vida práctica, por ejemplo, se trata de traer la casa a la escuela.

Los niños aprenden a vestirse, limpiar y cargar materiales frágiles a partir del año y medio de edad.

Para ello realizan ejercicios con bastidores en los que suben y bajan cierres, amarran agujetas y abrochan botones.

También abren y cierran candados, lavan mesas y cargan materiales de vidrio en charolas.

Al aprender a...

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