México en su Escudo
Autor | Álvaro Ibáñez Doria |
La Bandera y el Escudo Nacional son símbolos profundamente ligados a las raíces culturales, a las luchas por alcanzar la libertad. Representan la independencia, integridad y soberanía del territorio. Son elementos que integran como nación dentro del pluralismo social, cultural y político que conforman a México y dan un sentido de fraternidad, grandeza, unidad, consenso y autodeterminación.
Son símbolos que han sufrido transformaciones, que llegaron a rayar en la anarquía, pasando por serpientes y águilas prehispánicas, coloniales, independentistas, imperiales, porfirianas, revolucionarias, posrevolucionarias y modernistas.
Cada representación del Escudo fue diferente: águilas con corona, sin corona, de perfil, de frente o tres cuartos, con alas extendidas hacia arriba, abajo y los lados. Con la cabeza a la derecha, cuando influían los conservadores, o hacia la izquierda, los liberales.
Era modificado a pesar de cuatro decretos que pretendían dar uniformidad al criterio del Emblema Nacional: en 1823, el del Congreso Constituyente; 1880, de Porfirio Díaz; 1916, de Venustiano Carranza y 1934, de Abelardo L. Rodríguez.
Fue hasta el año de 1967, cuando el Presidente Gustavo Díaz Ordaz tomando como base el desorden histórico y los ideales de los decretos anteriores ordena un escudo.
El Gobierno federal el 27 de diciembre de 1967 encarga el diseño de lo que, a la postre, sería el definitivo y único Escudo Nacional Mexicano al reconocido maestro potosino, de ascendencia suiza: don Francisco Eppens Helguera (pintor y escultor), quien formaba parte de la segunda generación del llamado "Renacimiento Mexicano". Éste tardó poco más de un año en concluirlo.
Ya terminado el diseño, quedó estipulado en la ley que: "El Escudo Nacional está constituido por un águila mexicana, con el perfil izquierdo expuesto, la parte superior de las alas en un nivel más alto que el penacho y ligeramente desplegadas en actitud de combate; con el plumaje de sustentación hacia abajo tocando la cola y las plumas de ésta en abanico natural. Posada su garra izquierda sobre un nopal florecido que nace en una peña que emerge de un lago, sujeta con la derecha y con el pico, en actitud de devorar a una serpiente curvada, de modo que armonice el conjunto.
Varias pencas de nopal se ramifican a los lados. Dos ramas, una de encino al frente del águila y otra de laurel al lado opuesto, forman entre ambas un semicírculo inferior y se unen por medio de un listón dividido en tres franjas...
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