Michoacán arqueológico

AutorIvett Rangel

Fotos: Odette Olguín

Enviadas

Michoacán.- Ante el esplendor colonial de su capital, la magia de sus pueblos y la exquisita gastronomía reconocida como Patrimonio de la Humanidad, la historia prehispánica de Michoacán, preservada en sus sitios arqueológicos, parece haber palidecido.

Hay 45 sitios arqueológicos identificados en todo el estado, pero sólo seis están abiertos al público: San Felipe los Alzati, Tingambato, Ihuatzio, Tzintzuntzan, Tres Cerritos y Huandacareo. Desde 2011, el INAH desarrolla el Proyecto Especial Michoacán: se han invertido varios millones de pesos en investigación y recuperación, pues existe un especial interés en ofrecer una razón más para visitar el antiguo Imperio Purépecha.

La siguiente ruta, que puede realizarse en un tres días, lleva a los cuatro primeros sitios, elegidos por su importancia histórica y cercanía a otros lugares turísticos. También se pueden recorrer individualmente en distintas oportunidades, tal como lo hacen Omar y David Martínez, padre e hijo, quienes en cada visita a Michoacán, sólo tienen una encomienda: "¡vamos a las pirámides!"

DÍA UNO

SAN FELIPE LOS ALZATI: PIEDRAS CON ESPIRALES

A 12 Km. de Zitácuaro y a 153 Km. de Morelia

Por la cercanía con la Ciudad de México, a 160 kilómetros, la primera escala se realiza en este sitio arqueológico, ubicado en las faldas del Cerro Zirahuato o Coatepec, desde donde se obtiene la mejor vista del valle de Zitácuaro.

Omar venía con su padre, ahora lo hace con su hijo; están visitando a la abuela en Puentecillas, uno de los tantos pueblos que se alcanzan a ver desde aquí.

"Me contaba que allá arriba (señala hacia la cima) estaba repleto de piedras como las que hay aquí, muchas de ellas con grabados, pero a mí me gusta esta parte porque todo está muy cuidado y limpio".

A sus nueve años y con sólo escuchar la plática, David ya quiere organizar una expedición a lo más profundo del cerro para buscar más rocas con "dibujos", como las que hay a los costados de las escalinatas de la pirámide principal.

El origen de esas piedras grabadas con forma de espirales aún es incierto. Alfredo, el guía, baraja las teorías: unas dicen que son símbolos de vida, otras que son registros astronómicos.

Además, se cree que este lugar también alojó a mazahuas, otomíes y chichimecas, por lo que se calcula su ocupación desde el año 200 hasta el 1500.

La única certeza que se tiene es que San Felipe los Alzati sirvió como punto de defensa territorial, aquí se dio la lucha entre mexicas y purépechas, donde triunfaron los segundos, y como sitio de control del paso de mercaderes entre grupos que venían del centro de México al centro de Michoacán y viceversa.

"Desde aquí se podía montar una estricta vigilancia sobre todo el valle", explica el guía.

Lo que fuera, nadie podría quejarse del paisaje, aun hoy. Frente a las pirámides se despliega un fértil territorio en el que se siembran igual hierbas como ruda, pimiento, tomillo y laurel que ciruelas, zarzamoras, frijol y maíz; sin contar los numerosos invernaderos de flores.

Camino a Morelia, para pasar ahí la noche, vale la pena desviarse en el poblado de Las Caleras y visitar las grutas de Tziranda donde, además de las fantásticas formas rocosas y fósiles vegetales grabados en las paredes, al atardecer se pueden ver muy de cerca los miles de murciélagos que habitan en la zona.

DÍA DOS

TINGAMBATO: DE ESENCIA TEOTIHUACANA

A 29 Km. de Uruapan, a 32 Km. de Pátzcuaro y a 92 Km. de Morelia

Tiene nombre purépecha (significa "lugar tibio"), pero su arquitectura posee características teotihuacanas: el uso de talud y tablero es único en la región y anterior al Imperio Purépecha. Sin embargo aún no ha logrado comprobarse la relación entre Tingambato y Teotihuacán, a 400 kilómetros de distancia.

"Tingambato es...

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