Las mil más caras de Chengdu

AutorSergio Zepeda

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CHENGDU, China.- Conocemos el truco detrás del famoso cambio de máscaras en la ópera de Sichuan, pero no por eso deja de impresionarnos. Después de casi una hora de acrobacias, golpes, patadas, chistes y canciones, estamos listos para el acto final en el Teatro de Ópera de Sichuan de la Ciudad de Chengdu. En un parpadeo, los actores hacen un movimiento de cabeza y cambian de máscara. Giran de nuevo la cabeza y ya traen otro rostro. Y otra vez, y otra (y otra), hasta que perdemos la cuenta.

Más tarde sabremos que el Récord Guiness es de 14 máscaras en 24 segundos. También más tarde, en conversaciones con algunos de nuestros acompañantes, decidiremos que será mejor no revelar el secreto, porque es precisamente detrás de esos cambios donde se esconde el encanto de la ópera. Y de la ciudad.

Ese cambio de rostro es el motivo viajero perfecto para describir Chengdu. Se trata de un símbolo perfecto: justo cuando uno cree haberla descifrado, nos muestra una cara distinta. Si al principio de nuestro viaje creíamos que todo aquí giraba en torno a los osos pandas, la vida nocturna de Chengdu se encargó pronto de destruir el mito.

En cuanto oscurece, en los bares de la calle Si Guan, ubicada en la ribera sur del río Jin, se reúnen grupos de jóvenes dispuestos a comenzar su recorrido.

Para ellos se trata sólo de la primera parada en el circuito de bares, salones de té y clubes nocturnos. Para nosotros, en cambio, se trata más bien de observar cómo se desenvuelve la vida en un microambiente de esta ciudad de fama relajada y fiestera.

Llegamos hasta aquí después de cruzar el puente Anshun, ese que Marco Polo supuestamente describió en su bitácora de viaje, y que ahora, reconstruido tras un temblor en 2008, separa la calle de los bares del hotel Shangri-La, donde nos hospedamos.

Sophie Meng, nuestra anfitriona y directora de comunicación del hotel, nos ha traído a disfrutar del puente iluminado por la noche mientras probamos unas cervezas. Sophie pide un plato de botana

(sorpresa: no son cacahuates ni papas, sino un plato de sandía, tomates cherry y palomitas) e invita otra ronda de cervezas.

"Yo suelo venir aquí con mis amigos", nos dice en cierto momento, mientras revisa su teléfono a la luz del puente Anshun, "es un buen lugar para estar".

Los amigos de Sophie, también visitan las casas de té de Kuanxiangzi y Zhaxiangzi, dos históricos callejones (de hecho, los nombres quieren decir Callejón Ancho y el Callejón Angosto) en el distrito de...

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