MIRADOR

AutorArmando Fuentes Aguirre

Los incrédulos pidieron un milagro a San Virila:

-¿Por qué no haces que el río fluya cauce arriba?

San Virila podía hacer que el río fluyera cauce arriba. Un pequeño movimiento de su mano y las aguas habrían empezado a correr en dirección contraria. Pero Virila resistió la tentación de la soberbia, que es la más grande de las tentaciones, y no hizo aquel mínimo ademán. Así, gracias a él, siguió operando el milagro mayor del universo, que es el de las leyes de la Naturaleza, dictadas por el Creador desde el principio de...

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