MIRADOR

AutorArmando Fuentes Aguirre

Frente a la inmensidad del mar pensó John Dee que de no ser por cada gota de agua el mar no podría ser el mar.

El océano, se dijo, no es otra cosa más que una acumulación de gotas de agua. Cada una es nada por sí sola, pero todas juntas son el mar.

-En cada gota, entonces -meditó-, está todo el océano.

Eso llevó al filósofo a considerar que, de la misma forma, en cada hombre están todos los hombres. Reflexionó:

-En mí están mi padre y mi abuelo, y el padre y el abuelo de mi abuelo, y los abuelos y los padres de ellos; pero en mí están también todos los demás hombres...

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