MIRADOR

AutorArmando Fuentes Aguirre

El afortunado viajero llega a Lagos de Moreno, Jalisco, alta ciudad entre las de los Altos.

Encuentra ahí dos amadas sombras. La primera es la de un boticario soñador, Francisco González León. Oyó sonar las campanas de la tarde y escribió versos que luego resonaron en la poesía de Ramón López Velarde.

La otra sombra es la del padre Agustín Rivera. Fue cura liberal cuando todo el clero era conservador. Le gustaba andar en dimes y diretes, en polémicas desaforadas contra falsos gigantes que ni siquiera eran molinos, sino puro viento.

En la hermosa parroquia, en la...

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