MIRADOR

AutorArmando Fuentes Aguirre

En el Potrero se recuerda con afecto a doña Tasia.

Anastasia se llamaba. Tenía dos años de casada cuando su esposo se fue de bracero "al otro lado".

En un principio el hombre le escribía y le mandaba dólares. Poco tiempo después dejó de saber de él.

Pasaron algunos años. Varios pretendientes se le acercaron a Anastasia. Era guapa, y su huerta contaba entre las mejores de la sierra. A todos los despachó con viento fresco, más fresco aún que el de la sierra en el invierno. Cuando le decían que de seguro su esposo ya había muerto respondía: "¿Cómo sabes?".

Pasaron muchos años. Doña Tasia era ya anciana. Un día apareció en el rancho un hombre con traza de indigente. Le faltaba un brazo y...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR