MIRADOR

AutorArmando Fuentes Aguirre

Luisito, el del Potrero, es hombre agradecido.

Hace tiempo le hice un pequeño favor.

Yo lo olvidé.

Él no.

Quien hace un favor debe olvidarlo; quien lo recibe, nunca.

Todos los años la gratitud de este Luisito se manifiesta en frutos, los frutos de sus labores y de su labor. Ayer nos envió en el autobús una caja de ciruelas. Son perfectas, como si Dios se hubiera tomado el tiempo para hacerlas una a una. Yo las devoro con los ojos. Son bellas como mujeres: tienen la misma armoniosa redondez y la misma dulzura de su carne. Muerdes una ciruela y es lo mismo que darle una mordida al Sol. Se te llena la boca con el aire de la...

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