MIRADOR

AutorArmando Fuentes Aguirre

Antes cada hombre tenía un ángel de la guarda.

El ángel de la guarda -también llamado ángel custodio- se encargaba de proteger al hombre que le había sido encomendado. Lo cuidaba; lo llevaba por buen camino; lo apartaba de riesgos y peligros.

Un día el Señor llamó a todos los ángeles de la guarda.

-En adelante -les dijo- ya no serán ustedes ángeles de la guarda de los hombres. Serán ángeles de la guarda de mis demás criaturas: los árboles; las flores; los animales de la tierra; las aves del cielo; los peces que habitan en el mar...

-¿Por qué, Señor -preguntó un ángel- no quieres ya que seamos custodios de...

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