MIRADOR

AutorArmando Fuentes Aguirre

San Virila era portero en su convento. Un día alguien llamó a la puerta. La abrió San Virila, y tras reconocer al visitante fue con el padre superior. Le dijo:

-Está aquí un representante de Cristo en la tierra.

-¿Es un obispo? -preguntó el superior.

-No, -respondió San Virila-. Alguien más importante.

-¿Un cardenal? -se inquietó el superior.

-Tampoco -dijo el santo-. Alguien más importante todavía.

-¡Oh, Dios! -exclamó el superior-. ¿Acaso nos visita el Santo Padre?

-No, -replicó San Virila-...

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