MIRADOR

AutorArmando Fuentes Aguirre

Ésta es la hora que no es ninguna hora. El día no es todavía día, y la noche no acaba de ser noche.

En su lecho -esto pretende ser prosa poética, por eso el que escribe no escribió "en su cama"- el hombre se da vueltas tanto de cuerpo como de alma. Ya está sobre su costado izquierdo o sobre el derecho; ya sueña, ya recuerda.

Entonces una sombra se le aparece al hombre. Esa sombra es él mismo. Le hace preguntas que el hombre -la sombra- no puede contestar.

"¿Quién eres?".

"¿Qué eres?".

"¿Por qué eres lo que eres?".

"¿Por qué no eres?".

Esas preguntas, y la reiteración cacofónica de la palabra "eres", hacen saber al hombre que su prosa no es poética. Es solamente prosa. Y muy...

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