Mónica Pérez Taylor/ La razón ecológica

AutorMónica Pérez Taylor

En CNN, una psicóloga gesticula y habla a mil por hora; analiza como enfrentan los hombres, a diferencia de las mujeres, una situación de guerra en lo cotidiano, y advierte que veremos como rompen matrimonios y vajillas por culpa de Bin Laden. Veo a George W. Bush transformado en Mister Rogers (el señor Gamboín gringo) bajo una lluvia de confeti más vistoso que un millón de balas...too much! Además ya no van a pasar a Bin Laden en vivo y en directo. Enajenada con las imágenes fosforescentes y análisis de los especialistas sobre la incursión bélica en Afganistán y el ataque bacteriológico en Capitol Hill, he decidido despedirme de Larry, de Jeff, de Aaron, de Paula y de Christiana. Esta adicción, tan sana como cualquier otra, me ha provocado morbo, asco e insensibilidad; un mal viaje.

En lo que se desarrollan los eventos, en lo que apenas son las primeras incursiones de reconocimiento y ataque de miembros del pega y corre del Ejército más poderoso del mundo en tierras afganas, después de la incursión aérea y los bombardeos, han muerto, mínimo, mil civiles afganos por nueve elementos militares estadounidenses. Cien civiles por cada soldado aproximadamente. Una guerra para arrasar con las poblaciones y no dejar piedra sobre piedra, para ahuyentar a los sobrevivientes, para no dejar ni forma de vida. Una guerra de mercado y atrás, el oro negro.

Ya se ha escrito, en estas colaboraciones, de la interrelación que tienen los ecosistemas del planeta, una visión capaz de hacernos entender por qué el ser humano, como especie, se encuentra en riesgo: un fatal evento ambiental en un rincón del planeta tendrá consecuencias globales, es decir, llegará a cada rincón del planeta y así se esparce la destrucción y todo el mal que produce la injusticia, como la guerra bajo un orden mercantil establecido por las grandes potencias cuyos efectos negativos se viven en Afganistán, en otras naciones de Asia, en Africa y en América Latina y que de múltiples formas (engendros propios, aviones contra torres, esporas) aterroriza, también, a la gran potencia.

La destrucción de la capa de ozono la causan los países más industrializados pero afecta a todo el planeta (EU consume la cuarta parte de la energía total que se produce en el mundo y así lo excreta). El aumento de la temperatura, el deshielo de los glaciares, la deforestación y desertificación de regiones enteras, las cada vez más furiosas reacciones de la naturaleza (huracanes, incendios, inundaciones, sequías)...

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