'La vi morir entre los fierros'

AutorCarlos Marí

CORRESPONSAL

LAS CHOAPAS, VERACRUZ.- Al calvario de cruzar el río Usumacinta, caminar entre la selva para esquivar el primer frente de autoridades migratorias mexicanas y subirse al tren de carga, indocumentados centroamericanos sumaron ayer la tragedia de quedar gravemente heridos o ver morir a compañeros de viaje.

Los sobrevivientes relataron la batalla que libraron ayer, en las horas siguientes al descarrilamiento y volcadura del tren de carga que los lleva clandestinamente de Tenosique, Tabasco, a Coatzacoalcos, Veracruz, una parte de su ruta hacia Estados Unidos.

En la oscuridad de la madrugada y sin contar con el auxilio inmediato de las corporaciones mexicanas de emergencia, los migrantes salieron por su propio esfuerzo de entre la chatarra que les cayó encima o del pantano hasta el cual los aventó la volcadura de los vagones.

Pasaron tres horas hasta la llegada de las primeras brigadas, según relataron.

"En mi vagón íbamos más o menos de 40 a 50. Todos estábamos dormidos a esa hora. Como todo fue de repente, el mismo vagón que iba descubierto, al dar vuelta, me aventó hacia afuera, pero unas señoras que iban ahí se quebraron las manos.

"A varios ayudé a salir de entre los fierros, pero hubo una señora a la que ya no pude sacar, porque le atravesó un fierro el cuello y murió", relató Milton Alexis Umaya, originario de El Salvador, quien llegó junto con otros sobrevivientes a la estación de Las Choapas, luego de caminar 12 kilómetros sobre las vías.

Jovan Enrique Avarado, de Honduras, aseguró que la mayoría de los que iban a bordo del tren eran originarios de su país y que eso provocó que su desesperación fuera mayor.

"Escuché que mucha gente gritaba para pedir auxilio desde el interior de los vagones, pero no sabemos cuántos eran, ni si sobrevivieron, porque estaban entre la chatarra", contó.

"Hubo uno al que quisimos ayudar, estaba vivo, pero no lo pudimos sacar porque estaba bien prensado desde las rodillas para abajo, creo que murió, porque perdió mucha sangre", lamentó Jovan, ya reunido con otros cuatro de sus compañeros de vagón.

"Fueron momentos muy desesperantes. Las lámparas que traíamos se nos perdieron con las mochilas y a esa hora estábamos en plena oscuridad y era muy difícil ayudar a los que estaban prensados", agregó el joven hondureño, quien tenía golpes en el rostro.

"Cuando salí me tocó ver a varios que estaban...

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