Myriam Vachez / En 2011, los bosques

AutorMyriam Vachez

El 2010, año que la ONU decidió dedicar a la biodiversidad, está llegando a su fin y los cientos de eventos, exposiciones, conferencias, películas, destinados a sensibilizar a la población mundial sobre esa tragedia en curso que es el empobrecimiento de los ecosistemas, lograron finalmente desembocar en un compromiso firmado en Nagoya; compromiso que, por cierto, se presume como un enorme logro en lo que a ponerse de acuerdo se refiere.

Los 193 países, 18 mil participantes, reunidos en octubre, tras discutir arduamente durante dos semanas, acabaron adoptando un nuevo Plan estratégico de 10 años para guiar los esfuerzos nacionales e internacionales con el fin de salvaguardar la biodiversidad mediante el incremento de acciones específicas dirigidas a ello. Por ejemplo, reducir la perdida de hábitats naturales, conservar lo que aún existe (bosques tropicales) y restaurar las zonas degradadas (arrecifes coralinos). Pero, y ya que nada se puede hacer sin dinero, también establecieron una estrategia de movilización de los recursos para incrementar de manera sustancial la actual ayuda al desarrollo cuando las acciones se enfoquen a preservar la biodiversidad. Y finalmente firmaron un protocolo internacional referente al acceso y al reparto equitativo de los beneficios de la utilización de los recursos genéticos del planeta. Esto último, de suma importancia, tiene que ver con las empresas que utilizan los recursos naturales de algún país para su producción (farmacéutica, por ejemplo) y que, en adelante, ya no podrán hacerlo como si de su casa se tratara: deberán no sólo pedir permiso sino repartir con el país de origen las ganancias obtenidas. ¡Y todo ello regulado por una agencia externa!

Pues bien, con esta nota alentadora se acaba el año de la biodiversidad e inicia, en 2011, el año internacional de los bosques. Así como la justificación para declarar el año de la biodiversidad era que los seres humanos, siendo parte integrante de la diversidad de la naturaleza, necesitándola imperativamente para sobrevivir y teniendo en nuestras manos el poder de preservarla, la estamos, de manera irresponsable y hasta suicida, destruyendo a pasos agigantados; así el año internacional de los bosques tendrá por objeto recordarnos que éstos son parte integrante del desarrollo mundial...

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