Myriam Vachez / Lula en Irán

AutorMyriam Vachez

La semana pasada comentábamos que, según la revista Times, el Presidente brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva, es una de las personas más influyentes del planeta. Por si nos quedaba alguna duda, acaba de dar otra muestra de su enorme capacidad de influir: lo que el grupo de los G6 (Estados Unidos, Rusia, China, Reino Unido, Francia y Alemania) no logró en meses de acercamientos diplomáticos, de amenazas, sanciones, promesas, jalones y estirones, lo ha logrado Lula en 18 horas de negociación, con el apoyo de -debe subrayarse- Turquía: la aceptación formal de Irán de intercambiar, fuera de su territorio, su uranio enriquecido por combustible para fines médicos.

En octubre, Irán había firmado un "acuerdo de intención" con el G6 en la sede de la Agencia Internacional para la Energía Atómica (AIEA), según el cual seguiría enriqueciendo uranio al 5 por ciento para luego enviar mil 200 kilos (entonces el 80 por ciento de su producción) a Rusia, donde sería enriquecido hasta un nivel de 20 por ciento, y finalmente a Francia, donde se convertiría en combustible.

El uranio sería devuelto a Teherán para alimentar su reactor donde fabricaría radioisótopos para uso médico. A los pocos días, Teherán declaró que se negaba a negociar con Francia, luego propuso que el intercambio de uranio se hiciera en su territorio y finalmente el acuerdo quedó en lo que era: mera intención.

Desde entonces, en los países del G6 -particularmente en EU y Francia- se multiplican las voces alarmadas que opinan que Irán sólo está ganando tiempo para lograr lo que realmente se propone: obtener la bomba atómica. Y por ello, EU y Francia están hoy buscando que en el seno del Consejo de Seguridad de la ONU se acepte otro paquete de sanciones, endurecido, contra Teherán.

Pero de pronto interviene el carismático e influyente Lula y logra la firma del Presidente Ahmadinejad, y ahora resulta que el uranio poco enriquecido iraní se va, ya no a Francia vía Rusia, sino a Turquía: mil 200 kilos de uranio al 5 por ciento serán enviados dentro de un mes a Turquía, y la AIEA, si avala los términos del acuerdo que le será enviado para revisión la próxima semana, regresará en un plazo de un año 120 kilos de uranio apto para ser usado como combustible.

Obviamente la UE y EU no pueden creer que Irán haya aceptado tan fácilmente esta concesión y su escepticismo manifiesto alberga las más fuertes sospechas de que ahí hay gato...

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