'Nadie nos ve si nos matan'

AutorDaniel Gaspar

El vacío de algunas calles de Lomas del Mirador y Villa Fontana Aqua se llena con miedo puro.

Las etapas 14 y 15 del primer fraccionamiento parecen obra de una mente fijada en un escenario post-apocalíptico. Maleza crecida, edificios en obra gris y negra, y casi nadie en los alrededores.

Dentro de ese "casi nadie" se encuentra Guillermina Sánchez, quien vive en la etapa 14 del Fraccionamiento Lomas del Mirador. Es morena, robusta, y el color café empieza a asomarse en su cabellera que se tiñó de rubio.

Hace siete años se ilusionó porque su esposo por fin pudo comprar una casa, la pagó con 240 mil pesos que obtuvo con un crédito del Infonavit que todavía debe.

La necesidad de un techo era tal, que ella se fue a vivir para allá de inmediato, aunque en el fraccionamiento todavía no estaba terminada la instalación para suministrarle electricidad a las casas.

"Les decía a los arquitectos, oiga no tengo luz y bueno hasta que nos trajeron un generador y pues ya se hizo la luz", relató.

La esperanza de ver terminado el fraccionamiento se esfumó en 2013 junto con el personal de la constructora. Nadie supo más de los trabajadores hasta 2018 cuando pintaron algunas casas, pero volvieron a hacerse de humo.

"La Etapa Fantasma" consta de 40 edificios con cuatro departamentos cada uno, pero sólo hay 30 personas viviendo ahí.

Los ladrones y paracaidistas no tardaron en ver la oportunidad en sus manos e hicieron suyo el territorio. Los robos ocurren a todas horas.

¿El patrullaje? Escaso. ¿Y el terror de vivir en esas condiciones? Aumenta cada día. No es para menos: 15 personas fueron asesinadas durante 2018 en Lomas del Mirador y este año ya van otras cuatro víctimas.

"Somos como los muertos vivientes, salimos y nadie está, nadie nos ve si nos matan, si estamos bien", explicó Guillermina.

Enfrente está la etapa 15, donde 11 cuadras de departamentos están en obra negra y ninguno está habitado.

Un banco se quedó con la propiedad y contrató a guardias de seguridad privada con macanas. Patrullan a pie los edificios y, aunque sólo hay dos por turno, se encargan de sacar a los paracaidistas y a las personas que entran ahí para drogarse.

A Guillermina le da coraje ver a los guardias cuidar esos edificios vacíos, pues en la etapa 14 sus únicos vigilantes son seis perros callejeros y desnutridos que ladran cuando entra algún extraño...

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