Por una nueva Estambul

AutorIrene Savio

Corresponsal

ESTAMBUL, Turquía.- En la céntrica, y muy turística, Plaza Taksim, los taladros no se detienen. Los obreros trabajan con discreción, ni siquiera se ven, pero el polvo que emerge de las vallas descubre las obras. En los alrededores del embarcadero de Karakoy, el panorama es exactamente igual.

Un turco bebe té mientras observa cómo está cambiando su barrio. "Necesitamos más casas", afirma Sahin, un empresario, miembro de la nueva generación de ricos que han surgido recientemente en Turquía.

"El sector inmobiliario es nuestro motor y lo será en el futuro... Estamos en pleno crecimiento económico", explica el también propietario de una camioneta Hummer negra, último modelo.

Así luce hoy la nueva Estambul, una ciudad de 15 millones de habitantes, enclavada entre Oriente y Occidente, y enfilada en el siglo 21 con la determinación de los hombres ambiciosos.

Ningún sector la ciudad escapa a este exento frenético quehacer cotidiano, mucho menos los barrios, el asiático y el europeo, destinados al turismo. El viejo barrio bizantino de Sultanahmet, donde se encuentran las imperdibles mezquitas de Santa Sofía y del Sultán Ahmed (o Mezquita Azul), el Palacio de Topkapi y la Cisterna Basílica, está repleto de viajeros y comerciantes que buscan venderles toda clase de recuerdos, desde los clásicos tapices turcos hasta cigarreras con la imagen de Mustafa Kemal Atatürk y joyas con piedras preciosas incrustadas. Todo a precios muy convenientes y accesibles tras un largo regateo.

Por otro lado, Beyoglu es el barrio moderno, donde están la mayoría de las oficinas, las sedes de los organismos internacionales y, claro, las cafeterías, las tiendas de ropa y los "night pubs" de moda. Aquí el visitante no debe sorprenderse con los atuendos tan occidentales de las jóvenes ni por la vivacidad que domina hasta muy entrada la noche.

"Lo que me encanta de esta ciudad es que se puede ir al barbero a las tres de la mañana", dice un guía español mientras bebé raki, el licor anisado más célebre de Turquía.

En este dinámico escenario, el Primer Ministro Recep Tayyip Erdogan tiene planeado un ambicioso proyecto. Quiere construir un canal artificial entre el Mar Negro y el mar de Mármara que, según sus palabras, será comparable a los de Suez y Panamá, en importancia y magnitud.

Los turcos aún desconocen los detalles del denominado Canal Estambul, lo único que está claro es que será faraónico y provocará la creación de un nuevo barrio, la Megalópolis H, en las...

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