Opinión Invitada / Carlos Vázquez Segura: Bienvenidas 'Las Tres Gracias'

AutorOpinión Invitada

Apenas terminaba el tumulto de la FIL cuando hizo su aparición la primera de las tres nuevas esculturas que ha adquirido el Municipio de Guadalajara. El trío de representaciones en bronce que está siendo colocado en el camellón de Av. Lázaro Cárdenas (a la altura de la Calle Fuelle) consistirá en igual número de briosos caballos montados cada uno por una agraciada divinidad griega que es hermana de las otras dos.

El conjunto de bronce hará honor al mito de Aglaya, Eufrósine y Talia, diosas de la belleza y el hechizo de encantamiento, el júbilo y la alegría así como de la fertilidad y la creatividad, respectivamente (aunque cada una poseía cierto poder sobre los atributos que dominaban sus hermanas). Como casi todos los dioses griegos, estás tres graciosas "divas" fueron -según la mitología- producto de una más de las incontables aventuras amorosas del poderoso dios Zeus. En esta ocasión, la madre de las tres divinidades -que ya casi son tapatías y que no son trillizas- fue la ninfa Eurinome (hija del titán Océano).

Conocidas como "Las Tres Gracias" o "Las Cárites", resultaban indispensables en las fiestas y en todo aquel evento que ameritara celebración, regocijo, belleza, creatividad y magia de la que genera buenos momentos. Su llegada a Guadalajara pudiera generar un alza importante en el buen humor de la ciudadanía, lo que no cae nada mal, sobre todo si consideramos el inminente fastidio de los tiempos electorales, el colapso vial que nos abruma sin esperanza y -por supuesto- al sector de la población que estará molesto por la gruesa inversión que la actual administración de la Ciudad está destinando al arte material, cuya cuantía que debe ser cuidada responsablemente por el Cabildo.

Toda la vida, en todo el mundo, han existido prioridades que pudieran hacer pensar que el gasto en esculturas, adornos, arcos, glorietas, ornamentos, fuentes y hasta parques y jardines es banal, innecesario, superfluo y absurdo; sin embargo, ¿qué sería de las ciudades más queridas del mundo sin aquellas obras que sobresalen más por su belleza icónica que por su funcionalidad práctica? ¿Qué sería de cada poblado sin al menos una obra arquitectónica, artística o urbanística que permita a los oriundos sentir...

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