Opinión Invitada / Isaí Tejeda Vallejo: Derecho a la memoria

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Ayer, 15 de junio, entró en vigor la nueva Ley General de Archivos federal que representa un gran avance no sólo en la preservación de los archivos públicos, sino también en su organización, administración, conservación y preservación de todo archivo generado y en posesión de cualquier autoridad de los tres órdenes de gobierno, entidades públicas, organismos autónomos, sindicatos y partidos políticos, entre otros; incluso, archivos privados que contengan documentos de interés nacional.

La ciencia archivística ha recorrido un largo camino desde sus orígenes, que aún siguen siendo imprecisos en la antigüedad. Ya desde tiempos bíblicos, el trabajo de cronistas y escribanos era celosamente custodiado y preservado para las nuevas generaciones, ejemplo de ello es que la ley mosaica se preservó desde la salida del pueblo de Israel de Egipto y hasta la época de Jesús y posteriores, a fin de que todo israelita conociera sus orígenes, su historia y su identidad.

La historia de nuestro país da cuenta de que al llegar la invasión francesa y el inminente imperio de Maximiliano en 1864, el Presidente Benito Juárez tuvo el cuidado de llevar consigo el archivo de la nación en 11 carretas que contenían documentos sumamente significativos: el acta de independencia, las constituciones de 1824 y 1857, entre muchos más. Dicho archivo más tarde sería celosamente custodiado y preservado por encargo del Presidente a algunos ciudadanos que lo resguardaron en la Cueva del Tabaco en Coahuila, hasta el triunfo de la república sobre el imperio en junio de 1867 con el fusilamiento de Maximiliano, Miramón y Mejía.

Las escuelas archivísticas creadas desde el siglo 19 representaron instituciones cuyo principal fin fue aprovechar las fuentes históricas y dar respuesta a las necesidades de información del acervo documental, surgiendo así la ciencia archivística que a su vez está íntimamente relacionada con la ciencia histórica.

La importancia de los archivos documentales radica en que es ahí precisamente donde se encuentran no sólo datos, fechas, nombres y lugares, sino que además son la prueba evidente que respalda toda historia; una carta, un diario, una fotografía, un plano, son evidencias vivas de donde la historia se nutre y consolida como ciencia del pasado. Un archivo es, en conjunto, historia viva que construye identidad y da respuesta a necesidades del...

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