Opinión Invitada / Javier Perlasca: Libertad de expresión y responsabilidad

AutorOpinión Invitada

El domingo pasado el mundo amaneció con la noticia del asesinato masivo de 49 personas y otras tantas heridas por arma de fuego, en un disco club de identidad lésbico -gay en Orlando, Florida. Indignación y lamento fueron la casi unánime expresión de la comunidad internacional. Sin embargo, en la Zona Metropolitana de Guadalajara hubo excepciones; dos funcionarios de Gobierno, uno de la Secretaría de Desarrollo e Integración Social y otro del área de derechos humanos de Zapopan, publicaron en sus páginas personales de redes sociales su beneplácito por esas muertes: "lástima que fueron 50 y no 100 (con caritas de risa burlona)" y "esos homosexuales recibieron su castigo gracias a Dios", expresaron respectivamente.

Esas son declaraciones claramente homofóbicas de burla y regocijo por esas muertes. No son aceptables, en mi opinión, en ningún ser humano, mucho menos en un servidor público con las características que tienen sus cargos, aun invocando el derecho a la libertad de expresión. Es decir, respeto y defiendo la libertad de expresión, pero no comparto que un servidor público difunda y haga del conocimiento de todos expresiones como esas en medios que ven millones de personas, sin asumir las responsabilidades que ello conlleva.

Cierto, toda persona tiene derecho a la libertad de expresión. Este derecho comprende, entre otros, la libertad de difundir ideas a través de cualquier medio y que no puede estar sujeto a censura previa sino a responsabilidades ulteriores fijadas por la ley. No se puede restringir el derecho de expresión directa o indirectamente, ni impedir la circulación de ideas y opiniones. Pero el ejercicio de toda libertad tiene como contrapartida la responsabilidad de nuestros actos, es decir, cuando usamos nuestra libertad asumimos las consecuencias para bien o para mal, y esa responsabilidad es ética y jurídicamente mayor en un servidor público.

La ética pública exige que todo funcionario satisfaga estándares mínimos para cumplir con su responsabilidad, a saber: conocimientos y capacidades adecuadas al puesto que se desempeña, y convicción de principios y valores éticos que permitan mantener y acrecentar la confianza de la sociedad, ya que los ciudadanos en una democracia constitucional esperan que sus representantes sirvan a la pluralidad de intereses con equidad y justicia, procurando siempre el bien común y la paz social; así, la ética es indispensable para garantizar esa paz.

Luego, al asumir un cargo público, debe...

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