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Opinión Invitada / Mara Robles: Así, no

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Vincent
AutorOpinión Invitada

Paridad es igualdad de las cosas entre sí (RAE) y la Constitución Mexicana mandata a los partidos políticos a aplicar este principio en la postulación de sus candidaturas.

Cuando la ley es clara, no admite interpretación: 50 por ciento mujeres, 50 por ciento hombres, punto. Pero la resistencia del patriarcado es mucha y ha encontrado múltiples estratagemas para eludir la norma.

Primero con la vulgaridad de las "Juanitas", mujeres que en sus suplentes escondían caballos de Troya masculinos. Después, "cumplir" el porcentaje en las listas de representación proporcional, pero con las mujeres en los últimos lugares y, en los municipios sí, pero con ellas encabezando en los lugares más pequeños, recónditos y peligrosos o donde ninguna posibilidad se tendría de ganar.

Para atajar las trampas machistas, hubo que definir paridades verticales, horizontales y transversales respectivamente: fórmulas de mujeres únicamente, mujeres y hombres de manera alternada y secuencial; postulación en municipios competitivos y con alta concentración poblacional.

Aunque parecía el laberinto del minotauro, los patriarcas de múltiples partidos todavía lograron encontrarle burladeros semejantes a las órdenes en la cafetería.

Los bloques alto alto, medio alto, bajo bajo, bajo alto para mezclar competitividad con densidad poblacional se parecen mucho a los trucos de la burguesía para destantear al proletariado, pero la consecuencia es simple: se trata de dejar fuera la posibilidad de que cinco mujeres encabecen la mitad de las candidaturas de los diez municipios más poblados, con mayores recursos, poder político y visibilidad del Estado de Jalisco.

Las joyas de la corona Guadalajara, Zapopan, Tlaquepaque, Tlajomulco, Tonalá y Vallarta, entre los principales, no pueden arriesgarse. No, cuando las reglas de la política tradicional ya están pactadas entre los hombres.

He escuchado los argumentos de siempre, que...

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