Opinión Invitada / Mario Arroyo Martínez: Una batalla, no la guerra

AutorOpinión Invitada

Después de tenernos por más de un mes con el alma en vilo a quienes amamos la vida, las dos vidas y la dignidad humana, el Senado argentino ha dado muestras de honradez y valentía al rechazar la ley que promovía el aborto en ese país. Valentía porque fue una batalla desigual; claramente el fiel de la balanza estaba inclinado hacia la opción abortista: el gobierno de Macri, los diarios argentinos más importantes, la prensa internacional en su mayoría, todos presionaban para que dijeran "sí"..., y dijeron "no".

Esta victoria supone una bocanada de esperanza frente a una tendencia ciega y suicida de una sociedad que, prepotente, no quiere reconocer el derecho más básico, el de la vida. Una sociedad que no quiere ir a la raíz del problema y, mientras fomenta la más irresponsable promiscuidad sexual, se escandaliza de los embarazos no deseados. Una sociedad que no quiere escuchar nada sobre el sentido de la sexualidad y el valor de la vida. Pero, felizmente, el sentido humano, la cordura y el sentido común han imperado, a pesar de los pesares, en esa sociedad.

Ahora bien, se trata de una victoria parcial, no de la guerra. Pues, como mostraron en esta ocasión los perdedores, "no saben perder". Es lógico, todo su discurso es de violencia e intimidación, de la más fanática irracionalidad. Con el fervor de un fundamentalista volverán a la carga, intentando imponer su cultura de la muerte, del permisivismo, de la violencia antagónica. Con la organización propia de un credo de muerte, están orquestados en toda América Latina, piloteados a distancia por inmensos capitales económicos e intereses ideológicos de lobbies políticos y financieros transnacionales.

No hay que bajar la guardia, Irlanda cayó, Argentina era la punta de lanza en Latinoamérica, pero la ofensiva ya está en marcha: Perú, Ecuador, México, etc., tienen la misma estrategia, las mismas pañoletas, sólo cambia el color. Fue decisivo que el primer paso fuera en falso, para evitar el "efecto dominó"; que se pusiera de moda establecer leyes inicuas que promuevan el aborto y limiten drásticamente otros derechos ciudadanos ante ese supuesto "súper derecho".

Hay que aprender también del triunfo argentino, el cual tiene tres claves fundamentales: primero, la sociedad civil se organizó, se tomó en serio, como un tema importante, la defensa de la vida y lo que en esta ocasión estaba en juego, que no era poco: la libertad de conciencia, la libertad de organización y pensamiento, el libre ejercicio...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR