Opinión Invitada/ 'La telefonía del país sin rumbo claro'

AutorJavier Tejado Dondé

Javier Tejado Dondé

Hace apenas unos días fueron presentadas en el Plan Nacional de Desarrollo, PND, y en un documento interno de la Secretaría de Comunicaciones titulado Reporte Integral del Sector Comunicaciones las metas para el crecimiento de la industria telefónica en el país. En ellos se establece que México actualmente cuenta con una teledensidad del 12.8 por ciento -esto equivale a 12.8 líneas por cada cien habitantes-, y se fija para el 2006 una meta del 25 por ciento -25 líneas por el mismo número de habitantes-.

Sin embargo, el estado actual de la teledensidad, e incluso la meta fijada para el fin del sexenio, continúa siendo una comparación desfavorable con otros países de similar grado de desarrollo. Como ejemplos de ello, Chile y Argentina actualmente cuentan con una teledensidad del 25 por ciento y para el 2006 estiman superar el 42 por ciento. Incluso, dentro de los 29 países miembros de la OCDE, somos por mucho el país con la teledensidad más baja, pues el promedio en estos países es de 52.8 por ciento.

Pero lo más grave que denotan estos documentos no es la escasa teledensidad en el país, ni siquiera los desequilibrios regionales que ello conlleva -mientras que en el DF existen 33 líneas telefónicas por cada cien habitantes, en estados como Chiapas y Oaxaca apenas se cuenta con cuatro líneas por el mismo número de habitantes-.

Lo verdaderamente delicado, según expertos en la materia, es que la meta propuesta para el 2006 se cumple con la inercia que actualmente acarrea el mercado de las telecomunicaciones en México.

Esto es, no se está realizando ningún esfuerzo o planeación alguna para incrementar sustancialmente el desarrollo de las telecomunicaciones.

Lo que deriva que en pleno Siglo 21, dada una infraestructura de telecomunicaciones mediocre, no exista un verdadero y homogéneo acceso a la información y al conocimiento que proviene de ésta.

Hecho que propicia que continúe el retraso y la marginación en nuestro país. Y es que el conocimiento puede suponer la diferencia entre salud y enfermedad, pobreza y riqueza.

Los Gobiernos pueden y deben jugar un papel importante en reducir diferencias de conocimiento y abordar deficiencias de información.

Por ejemplo, en Sri Lanka, gracias a un programa específico que incluyó al fortalecimiento del organismo regulador, se logró triplicar el número de líneas telefónicas en tan sólo tres años.

Sin embargo, la Comisión Federal de Telecomunicaciones, Cofetel, a pesar de las limitantes...

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