Pablo Lemus / Acomodando fichas

AutorPablo Lemus

El sábado pasado presenciamos los primeros movimientos de cara a la elección 2015, el Gobernador de Jalisco Aristóteles Sandoval y su partido han iniciado a mover sus cartas, en la estrategia que jugarán hacia los próximos meses. Estos cambios tienen su origen en la estrepitosa caída en la intención de voto para el partido gobernante en la Capital del Estado, en las encuestas que se realizan constantemente, ello ante el errático Gobierno municipal de Guadalajara.

Es de todos conocido (y sufrido) que la gestión está haciendo agua ante la inseguridad, con los asaltos perpetrados por motoladrones, robo a mano armada, a casas-habitación, bancos y a negocios que van al alza; la crisis de acusaciones sobre una red de corrupción que protege ambulantes y que derivó en la destitución del director de inspección y vigilancia, además de la petición de licencia del Secretario general del Ayuntamiento.

Y qué decir de la crisis financiera que mantiene al Municipio sin poder dar los servicios que reclaman los ciudadanos: no hay recursos para contratar policías, comprar patrullas, dar mantenimiento a espacios públicos, limpieza, dotar de luminarias, y una larga lista de exigencias ciudadanas desatendidas.

Por otro lado, se tiene un aspirante que en la actualidad dedica todo su tiempo a realizar reuniones con vecinos de Guadalajara, señalando los errores del actual Gobierno y prometiendo soluciones a los reclamos. Me refiero al trabajo que Enrique Alfaro efectúa desde hace meses en busca de su siguiente objetivo electoral, ganar la Capital del Estado en la próxima elección, situación que lo pondría en el camino a la Gubernatura del 2018.

Ante este panorama, el partido gobernante decidió enviar refuerzos, Miguel Castro Reynoso fue designado al puro estilo del viejo dedazo priista, sin elección de por medio, como "delegado con funciones de presidente del Comité Directivo Municipal del PRI" en Guadalajara (así de rimbombante es su nombramiento) para tratar de corregir el rumbo.

A Miguel se le reconoce más por su trabajo electoral que por su capacidad de generar acuerdos; su carisma es innegable, tiene una trayectoria limpia y su imagen pública es bien aceptada, sin embargo su paso por el Congreso no ha sido un día de campo, la conformación del bloque opositor (PAN, PRD y MC)...

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