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Paloma Ramírez / El color del escándalo

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Vincent
AutorPaloma Ramírez

En la era del espectáculo, donde las noticias parecen competir, minuto a minuto, entre sí para asombrar o poner los pelos de punta del público, el último gran escándalo periodístico bien podría ser una producción de Netflix. Hasta hace unos meses, Claas Relotius era un auténtico rock star del periodismo. Bello, carismático, exitoso, pero sobre todo famoso. A sus 33 años había ganado, en Alemania y el resto de Europa, los mayores reconocimientos hechos a su profesión. Elegido periodista del año por la CNN, su nombre se incluyó en la lista "30 menores de 30" de la revista Forbes.

Un día, su trayectoria como reportero estrella, que tanto se había esmerado en construir, se vino abajo. Se descubrió el fraude que había hecho por años "inventando y embelleciendo parte de las historias que escribía para la revista" en la que trabajaba. Fraude que la reconocida publicación admitió a través de un comunicado (DER SPIEGEL, 20/12/2018). Relotius "escribió sobre gente que nunca conoció o que simplemente creó de la nada, describió escenas que nunca sucedieron".

A 72 años de fundada, Der Spiegel es la revista semanal más importante de Europa, el Times o Newsweek de los alemanes. De "estilo distintivo y académico", apunta Wikipedia. Y, sin embargo, Relotius logró embaucar, con su "ficción bellamente narrada", a los editores en jefe y de sección, así como a los verificadores de hechos. El reportaje sobre los niños secuestrados y adoctrinados por el Estado islámico para, luego, ser utilizados como bombas humanas o el del yemení preso en Guantánamo exhalaban cualidades cinematográficas y eran de una perfección fascinante como para que alguien imaginara que podían ser una sarta de mentiras... Lo que fue el caso, según lo confesó el propio Relotius.

Sus jefes y compañeros se enorgullecían del trabajo del reportero. Nunca se habían mostrado suspicaces. Ahora, declaran querer saber qué sucedió y por qué. Cómo es que Relotius erró el camino, se alejó tanto del ideal de la revista: "Dígalo como es".

No intento dar lecciones a las cabezas de Der Spiegel, lo cierto es que, desde que leí la noticia, pensé que todo se explicaba a través de la ley de la oferta y la demanda que...

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