Nuestras palomitas

AutorViridiana Muñoz

Ricas en fibra, vitaminas, minerales y antioxidantes, así son las palomitas de maíz.

El nutritivo alimento celebra su día el 19 de enero en Estados Unidos, pero tiene su origen en México, hace más de 7 mil años.

De acuerdo con Rafael Mier, de la Fundación Tortilla de Maíz Mexicana, el País es cuna de 59 razas de maíz, siete de las cuales son palomeras y están en una situación de descuido o desconocimiento.

Si se comparan con la palomita estadounidense, la mexicana es más pequeña y sustanciosa (más densa).

"Los palomeros son los más antiguos de los maíces, y fueron fundamentales para el inicio de la agricultura y el asentamiento de los primeros pobladores de América", explica Mier, líder de la sociedad civil que comenzó en 2015 sus labores de promoción, cuidado y rescate de maíces nativos.

"Toluqueño, chapalote y nal-tel son las razas más longevas y se estima que figuraban en la dieta del mexicano desde hace 8 mil años, debido a los hallazgos de maíces reventados y calcinados, o como el caso de los restos de polen encontrados en la cuenca del río Balsas, en Guerrero, que data de entonces".

Directo de la mazorca, después de estar en contacto con el fuego, es como se comenzó a consumir el alimento ante la falta de utensilios para procesarlo, deduce Mier, quien además resalta su valor nutricional y el lazo de identidad nacional que ha forjado entre los productores que heredan la tradición de cultivarlo y también al hacerse presente entre rituales sagrados.

Es en el Estado de México donde en festividades dedicadas a la Virgen de Guadalupe, Santana, San Marcos y otros se utilizan las palomitas para decorar los altares y realizar guirnaldas.

"A las palomitas se les conoce como las flores del maíz tostado, y se sabe que han estado presente en rituales y ceremonias importantes gracias a los registros de Fray Bernardino de Sahagún", agrega Mier.

Un maíz vivo

A pesar del monopolio del maíz palomero estadounidense en el mercado, hay esfuerzos por retomar la riqueza nacional e impulsar el comercio del palomero mexicano.

Uno de ellos, además de la Fundación Tortilla, es el de la Reserva de la Biósfera de Manantlán, Jalisco, un espacio de 139 mil 577 hectáreas protegidas, de las cuáles mil 300 están destinadas a la preservación de maíces criollos.

"La reserva fue decretada en 1987, debido al descubrimiento de una especie de ancestro del maíz, el zea diploperennis (teosinte), el abuelo de todos los maíces que debe tener 7 mil años de edad y que las...

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