Palos de ciego

AutorAlberto Barranco Chavarría

Aunque en el papel se presume contar con el "firme interés" de firmas de ingeniería, procuración y construcción, nacionales y extranjeras, para asumir la administración de Bufete Industrial una vez que sus bancos acreedores se conviertan en propietarios del 90 por ciento del capital, en realidad hasta hoy sólo se han dado palos de ciego.

Para decirlo con todas las letras, los próximos propietarios de la firma sólo han tocado dos bases: ICA y Tribasa... ambas con escasas o nulas posibilidades de acceder a un arreglo. Digamos que a la primera difícilmente le interesaría tutorear a una empresa que representa el más peligroso rival para la sociedad que integró con la empresa estadounidense Fluor Daniel.

De hecho ésta y Bufete se han enfrentado docenas de veces en la búsqueda de contratos privados para construir plantas llave en mano.

A su vez, dedicada como está en la reestructuración de sus colosales adeudos, Tribasa ni remotamente tendría opción de asumir una responsabilidad que por lo demás, representaría una rama nueva en su estructura.

De hecho tanto ICA, como la firma encabezada por David Peñaloza, están compitiendo para ver quién vende más rápido sus activos no estratégicos, en afán de operar con menor lastre financiero.

Tan raquítica es la situación de Tribasa, que está enfrentando la posibilidad de que su principal vicepresidente, el ex secretario del Patrimonio Nacional, José Andrés De Oteyza, presente una demanda laboral en su contra por un adeudo de medio millón de dólares.

Como recordará usted, la semana pasada Bufete Industrial hizo público su acuerdo con el sindicato de bancos acreedores, quien capitalizaría la mitad de sus pasivos por 160 millones de dólares a cambio del 90 por ciento del capital con que opera la firma, una vez aprobado el movimiento por la asamblea de accionistas y el Consejo de Administración encabezado por José Mendoza Fernández. "Los acreedores, decía el anuncio conjunto, designarán, a la brevedad, a un ejecutivo para que supervise las áreas de administración y finanzas de la compañía".

Originalmente la empresa con más de 50 años de presencia en México había iniciado pláticas con la pequeña constructora Iconsa, de Andrés Conesa, que se interrumpieron bruscamente al entrar en escena el sindicato de bancos, quien exigió a la presunta rescatadora justo el capitalizar con 80 millones de billetes verdes a la rescatada.

Originalmente, desde otro ángulo, los bancos Invex e Ixe habían puesto en la mesa sendas...

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