Peligra patrimonio en San Agustín

AutorAlejandro Alvarado

La pirámide reconstruida en el fraccionamiento El Cortijo, en San Agustín, Tlajomulco de Zúñiga, puede ser el mejor ejemplo del problema de urbanización en zonas con vestigios arqueológicos que no han sido delimitadas y protegidas por el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH).

Sin investigación ni permiso, los fraccionadores reconstruyeron la pirámide, le dieron cinco niveles, una escalinata en medio y otras dos en sus esquinas. Por los materiales con que fue erguida la estructura, se bromea que tiene influencia tolteca, pero no por la cultura prehispánica, sino por la cementera.

La estructura ubicada en la calle principal, Paseo del Cortijo, se reconstruyó en los 90, y conforme crece el fraccionamiento, surgen más vestigios arqueológicos que aún no son investigados por los arqueólogos del INAH: a una cuadra del lugar, junto a las máquinas excavadoras, y a simple vista, uno se puede encontrar tepalcates pintados y obsidiana.

"En toda esta loma hay infinidad de vestigios arqueológicos, así nomás, voltea uno ve tepalcates o fragmentos de cerámica o de obsidiana esparcidos, se han encontrado (piezas), se ha construido en todo esto y se ha acabado", expresa Samuel Moya Ramos, cronista del Municipio.

Moya Ramos, quien durante las últimas tres décadas ha documentado poco más de 30 sitios arqueológicos en San Agustín, señala que conforme la mancha urbana se ha expandido, se han destruido 10 ruinas arqueológicas y a otras se les ha dado otro significado, algunas son base para tinacos o cercas para ganado.

Antes que los arqueólogos del INAH, los saqueadores del sitio fueron a excavar. En El Cortijo, ahí donde están expuestos los tepalcates, hay grandes agujeros donde ya han excavado, incluso en "la pirámide tolteca" aún van en busca de "tesoros".

Lorenza López Mestas, delegada del INAH Jalisco, admite que el crecimiento de la mancha urbana va a un ritmo más rápido que el del instituto para documentar los sitios arqueológicos y hacer poligonales de delimitación.

De hecho, el INAH Jalisco sólo tiene dos arqueólogos para atender denuncias y a la par, desde hace tres años, se enfocan en identificar los sitios arqueológicos de Zapopan, Tonalá y Tlajomulco de Zúñiga, con la idea de hacer poligonales de delimitación y entregarlas a los Ayuntamientos para que en un futuro sean contempladas como áreas de protección del patrimonio cultural.

"Valle de Atemajac y áreas relacionadas están a punto de desaparecer si no las cuidamos", lamenta la...

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