Personaliza su espacio

AutorRicardo Dorantes

La residencia del arquitecto Miguel de la Torre es un ejemplo claro del interiorismo pensado para contar una historia, la de él mismo.

Ubicada al sur de la Ciudad de México, esta vivienda cuenta con una larga vida que ya suma siete décadas, con una arquitectura racionalista que distingue a las casas de la zona.

"Tiene un programa muy básico: estacionamiento, estancia, jardín, recámaras y baño", explicó.

El artífice redefinió el interior, principalmente la planta baja, donde pasa la mayor parte del tiempo, pues le funciona como un segundo taller para trabajar.

La sala-comedor, sitio principal de la vivienda, fue intervenido con un marco de concreto que cruza la pieza de muro a muro, lo cual el creativo describió como un gesto sutil que contiene el espacio y marca la importancia del mismo.

Este elemento sobrepuesto, junto con los paredones, sirve de soporte para los cuadros, obras que el mismo arquitecto acostumbra pintar y que reflejan sus estados de ánimo.

El mobiliario y piezas de diseño, los cuales son cambiados continuamente de posición, conforman una colorida colección que De la Torre ha adquirido con el tiempo.

"Es un cúmulo de cosas de las que me he hecho durante mi vida: los sillones, los muebles, una especie de lego de Ezequiel Farca... cada pieza tiene su razón de ser, desde el perro de Vitra, el Kidrobot, las esculturas de Botero.

"Son piezas que van contando una historia, y, con ellas, la casa se ha modificado, ha evolucionado", explicó el artífice.

Si bien la residencia ha atestiguado los cambios de un barrio durante 70 años, el interior ahora se enfoca en narrar la vida de sus...

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