Personaliza su rutina
| Autor | Ana Gabriela Rezc |
El carácter de los niños cumple un papel significativo a la hora de elegir qué deporte empezarán a practicar. Independientemente de sus características físicas y predisposición genética, hay que preguntarles cuáles son sus preferencias, porque el mismo gusto los ayudará a superar cualquier limitación y a desarrollar las habilidades que consolidarán su identidad, señalan especialistas.
Expertos recomiendan que, desde temprana edad, el niño empiece a realizar alguna actividad física que le permita mejorar su ritmo, sentido de orientación y equilibrio. Sin embargo, indican que hay que cuidar que ésta siempre coincida con su perfil psicológico para que resulte una experiencia provechosa.
"Normalmente hay una tendencia del introvertido, por ejemplo, a deportes más reflexivos, como pueden ser el ajedrez o el golf, y del extrovertido, a deportes más sociales que requieren cooperación, como el basquetbol o el futbol", dice Claudia Rivas, psicóloga del deporte.
Además, hay que procurar que el ejercicio satisfaga las expectativas lúdicas de los niños.
"Tanto en niños de preescolar como primaria, lo que va a ayudar a fortalecer esa personalidad es que realicen una actividad que satisfaga las necesidades de juego que tienen", explica José Samuel Valadés, metodólogo deportivo del Club Deportivo Berimbau.
Valadés comenta que, a través de las actividades en equipo, los niños pueden adquirir valores como el compañerismo, mismos que los ayudarán a reforzar su confianza, cuando tienden a ser tímidos, y su conducta en el caso de que sean más inquietos.
"Hay quienes son muy introvertidos y se busca que hagan deporte, y más de conjunto, donde pueden socializar y sacar ciertas frustraciones", expresa Iván Bautista, entrenador de jóvenes clavadistas de alto rendimiento.
De igual forma, Rivas comparte que algunos niños pueden sentir miedo en la interacción, pero que en lugar de mantenerlos en su zona de confort es recomendable llevarlos a clases de artes marciales para que adquieran herramientas de defensa y puedan sentirse más seguros.
"Si tengo el temor de desplazarme sobre una viga o alguna superficie de la que me pueda caer (al practicar gimnasia), eso va a afectar en mi vida cotidiana, en tanto que, si refuerzo mi confianza para estar flotando un determinado tiempo en el agua, en el caso de natación, tendré confianza para proyectarlo hacia el resto de mi vida, sea como estudiante, como empleado o en la labor en que yo esté", reitera Valadés.
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