Pierden la ilusión

AutorCielo Mejía

Aunque Aarón Morales Díaz añoraba comer pollo o pavo, la Navidad pasada su familia sólo pudo comprar algunas rebanadas de jamón y salchichas para cocinar en Nochebuena.

"Con lo poquito que le dan a mis hijas de aguinaldo, el otro años nos fuimos a comprar salchichas, jamón y ahí hicimos un batido y unos refrescos y ahí nos la pasamos", dice Martina Díaz Solís, de 45 años.

Este año no será diferente para el chico de 10 años y sus cuatro hermanos, quienes viven con su madre y dos perros en terrenos y casas prestadas.

"Yo estoy aquí navegando porque mi esposo se me enfermó de una enfermedad muy rara, le daba como nerviosismo" queja la mujer.

"No me quedó de otra que hablarle a mi cuñado y le dije que se lo llevara porque yo no tenía posibilidades de curarlo".

No hubo dinero suficiente para que la familia entera se trasladara a Oaxaca, lugar oriundo del esposo de Martina.

"Ahorita le pedí de favor a esta señora que me dejara quedar aquí, y nomás me dejó dos meses".

Las hijas mayores de Martina, Olga y Sara, de 17 y 15 años respectivamente, trabajan en una fábrica de botellas de vidrio, donde ganan salarios mínimos, cuenta la madre.

La más grande ya tiene un hijo de 8 meses y es mamá soltera, por lo que entre todos se dedican a cuidar del pequeño, a quien llevan de un lado a otro en un carriola llena de...

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