Plaza Pública/ Amarga Navidad, Feliz Navidad

AutorMiguel Angel Granados Chapa

Tal vez no la festejen habitualmente. La celebración de la Navidad al estilo norteamericano no es tan universal como para haberse asentado también en las faldas del Popocatépetl, donde se vive una pobre economía rural, una cultura comunitaria con fuerte presencia de mitos y ritos de ascendencia indígena. Son de tal rango las penurias que padecen cotidianamente casi todas las cuarenta mil personas que pueblan las estribaciones del volcán, que en los albergues oficiales hallan mejores condiciones de vida. Pero no es su vida. No es su casa. Quieren regresar a ella. Alejados de lo suyo, vivirán una amarga Navidad.

El peligro en la zona subsiste. A la hora en que estas líneas estén en manos de los lectores acaso hubiera ocurrido una nueva manifestación agresiva, pues en las horas recientes la recarga de energía en el Popo preparaba un estallido que obligó a fijar como perímetro de riesgo una franja de 16 kilómetros alrededor del cráter. Unas doscientas personas, sobre todo varones que han enviado a su familia a zonas fuera de peligro, permanecen allí, arraigados por sus deberes y sus creencias. Otros pobladores han retornado o pretenden cada día hacerlo, preocupados por sus escasos bienes, por alimentar el breve ganado doméstico que constituye su patrimonio. Tanto trabajo ha costado formarlo, a veces el de varias generaciones, que no pueden permitirse perderlo.

La decisión de estas personas, de quedar en la comarca plena de riesgos, o de volver a ella, genera un conflicto entre valores que no debe ser resuelto por la simple vía de los hechos. La fuerza pública -principalmente miembros del Ejército federal- puede llegar al extremo de hacerlas salir contra su voluntad, o impedir el paso a quienes intenten regresar. No tienen derecho a hacerlo. Pero su deber es resguardar la vida y la integridad de los afectados. El conflicto pudo haberse resuelto, conforme el procedimiento del artículo 29 constitucional, por una declaratoria de suspensión de garantías individuales, que también hubiera facilitado combatir el pillaje, del que por fortuna ha habido sólo unas cuantas muestras, pero que con el paso de los días y la calma aparente puede suscitarse en mayor medida. De haberla solicitado el Presidente Fox, el Congreso hubiera debido abrir un paréntesis en el estudio, dictamen y debate sobre las leyes fiscales, para ocuparse de un tema que implica respeto a vidas y libertades, y a la vigencia de la ley. Pero en el pragmatismo que es uno de los signos de este tiempo se ha preferido actuar sobre la marcha, como si la formalidad jurídica fuese sólo adorno del que puede prescindirse sin que la sustancia quede dañada.

Mientras se espera que el Popocatépetl conserve la ecuanimidad que lo ha caracterizado por siglos y no estalle con violencia en estas fechas...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR