Plaza Pública/ Azúcar amarga

AutorMiguel Angel Granados Chapa

Mal comienza la semana para el que ahorcan en lunes, reza el refrán. Eso se pensaría de los propietarios de 27 ingenios expropiados sorpresivamente el lunes pasado, 3 de septiembre. Algunos, sin embargo, ya estaban ahorcados, como el Grupo Azucarero México, GAM, controlado por Juan Gallardo Thurlow, al que pertenecen seis fábricas expropiadas, que se hallaba en suspensión de pagos. Otros dos estaban en liquidación. Y el resto quizá no sintieron la soga en el cuello, sino que el nudo se les aflojaba. Al menos no tendrán que enfrentar los problemas de preparación de la molienda, que no estaban dispuestos a, o no podían emprender. Como tampoco estaban los cañeros dispuestos a fiarles, porque no pagan sus deudas.

Quizá porque al día siguiente el Presidente de la República viajó una vez más, a Estados Unidos, y porque los secretarios a los que incumbe el tema comparecerán ante el Congreso en los próximos días, no se ha ofrecido información adicional sobre la expropiación azucarera. No sobre su motivación central, que parece clara, pues consiste en evitar la parálisis de la industria (ya que los ingenios afectados producen el 60 por ciento del azúcar que se fabrica en México) sino sobre la elección del mecanismo escogido y el destino último de la operación. El decreto expropiatorio previene que en 90 días se organizarán "la o las entidades paraestatales que determinen" las secretarías de Agricultura y de Hacienda, que seguramente serán varias para evitar problemas con la Comisión Federal de Competencia Económica. Y se anunció que a más tardar en año y medio los ingenios expropiados, puestos a punto, serán puestos a la venta, incluso a inversionistas extranjeros.

Se dará así una vuelta más a la noria, se vivirá un episodio más de la torcida relación que en los últimos 70 años han mantenido los industriales azucareros y el Gobierno federal. Y es que ese vínculo nació enfermo de corrupción y con alguna tara que ha hecho a nuestro país caminar en círculo, siempre en provecho de unos pocos.

En 1931, el secretario de Industria y Comercio Aarón Sáenz propició la organización, anticonstitucional, de un acuerdo de productores, que para mantener los precios crearon Azúcar, SA. El propio general y licenciado resultó elegido presidente del consejo de administración, ya que era propietario de ingenios enormes, como el de El Mante, en sociedad con el ex Presidente Calles, que dos años atrás había jugado a Sáenz la mala pasada de no hacerlo sucesor suyo. Pero esa ofensa no rompió la relación empresarial entre ambos.

Como parte a su vez de la ruptura con Calles, el Presidente Cárdenas expropió aquel ingenio, y lo entregó a los cañeros y trabajadores industriales, en forma de cooperativa. Sáenz acudió al Amparo, que le fue tardíamente concedido...

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